Suplica humilde de Daniel

 

Súplica humilde de Daniel (vv16-19)

a) Conforme a tu justicia, apártese tu ira

(Según) “Deut. 28.64-67; 4.29. Zorobabel y sus asociados conocían estas escrituras y muchas otras parecidas; en el cautiverio reciente habían tenido evidencia tras evidencia de su cumplimiento. Y ahora, habiéndose arrepentido de los males que habían atraído sobre ellos y sus padres los castigos predichos tan claramente por Moisés; habiendo vuelto con todo su corazón a Dios y renovado su pacto con él, se les había permitido regresar a Judea, para que pudieran restaurar lo que había sido destruído. ¿Debían, en el mismo comienzo de su empresa, hacer un pacto con los idólatras?” P.R. 417.

b) Oye la oración y ruegos de tu siervo

“Y es especialmente hoy, mientras la historia de esta tierra llega a su fin, cuando el Señor requiere de sus hijos una vigilancia incesante. Aunque el conflicto no acaba nunca, nadie necesita luchar solo. Los ángeles ayudan y protegen a los que andan humildemente delante de Dios. Nunca traicionará el Señor al que confía en él. Cuando sus hijos se acercan a él en busca de protección contra el mal, él levanta con misericordia y amor un estandarte contra el enemigo. Dice: No los toques; porque son míos. Tengo sus nombres esculpidos en las palmas de mis manos.” P.R. 418.

c) Que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado

“No son los enemigos abiertos y confesados de la causa de Dios los que son más de temer. Los que, como los adversarios de Judá y Benjamín, se presentan con palabras agradables, y aparentan procurar una alianza amistosa con los hijos de Dios, son los que tienen el mayor poder para engañar. Toda alma debe estar en guardia contra los tales, no sea que la sorprenda desprevenida alguna trampa cuidadosamente escondida.” P.R. 418

d) Inclina tu oído y oye

“Mediante otra visión le fue dada luz adicional acerca de los acontecimientos futuros; y fue al final de esta visión cuando Daniel oyó "… que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión?" (Dan. 8.13, 14) La respuesta que se dio: "Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado", le llenó de perplejidad. Con fervor solicitó que se le permitiera conocer el significado de la visión. No podía comprender la relación que pudiera haber entre los setenta años de cautiverio, predichos por Jeremías, y los dos mil trescientos años que, según oyó en visión, el visitante celestial anunciaba como habiendo de transcurrir antes de la purificación del santuario.” P.R. 406

e) Abre tus ojos y mira las desolaciones

“El ángel Gabriel le dio una interpretación parcial; pero cuando el profeta oyó las palabras: "La visión… es para muchos días," se desmayó. Anota al respecto: "Yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días:… y no había quien la entendiese." (Dan. 8.26, 27.) Todavía preocupado acerca de Israel, Daniel estudió nuevamente las profecías de Jeremías. Estas eran muy claras, tan claras, en realidad, que por los testimonios registrados en los libros entendió "el número de los años, del cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años." (Dan. 9: 2.) P.R. 406.

f) No elevamos nuestras oraciones confiados en nuestra justicia

“Con una fe fundada en la segura palabra profética, Daniel rogó al Señor que estas promesas se cumpliesen prestamente. Rogó que el honor de Dios fuese preservado. En su petición se identificó plenamente con aquellos que no habían cumplido el propósito divino, y confesó los pecados de ellos como propios.” P.R. 406-407

g) Oye, oh Señor y perdona

“Por lo tanto, confesaos vuestras faltas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, es poderosa.” Stgo. 5.16.