El mensaje a Tiatira (538 d.C. – 1798 d.C.)

 

2: 18-29

Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas: Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Mas tengo unas pocas cosas contra ti: porque permites aquella mujer Jezabel (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido. He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepintieren de sus obras: y mataré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones: y daré a cada uno de vosotros según sus obras. Pero yo digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira, cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las profundidades de Satanás, como dicen: Yo no enviaré sobre vosotros otra carga. Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga, y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes; y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre: y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

La iglesia de Tiatira

Tiatira significa "dulce sabor de trabajo," o "sacrificio de contrición." Esto describe bien el estado de la iglesia de Jesucristo durante el largo período del triunfo y la persecución papales. Esta era que fue de espantosa tribulación para la iglesia cual nunca hubo (Mateo 24:21) mejoró la condición religiosa de los creyentes. De ahí que reciban, por sus obras, caridad, servicio, fe y paciencia, el elogio de Aquel cuyos ojos son llama de fuego. Se mencionan de nuevo las obras, como dignas de doble elogio, ya que las últimas fueron mejores que las primeras. La condición de los miembros ha mejorado; han crecido en la gracia y en todos aquellos elementos del cristianismo. Este progreso, en tales condiciones, fue elogiado por el Señor.

Esta iglesia es la única a la cual se elogia por haber mejorado en las cosas espirituales. Pero así como en la iglesia de Pérgamo las circunstancias desfavorables no excusaban la existencia de falsas doctrinas, en ésta ninguna cantidad de trabajo, caridad, servicio, fe o paciencia podía servir de compensación por la presencia de un pecado parecido. Se le dirige, pues, una reprensión por tolerar a un agente de Satanás en su medio.

La causa de queja

"Aquella mujer Jezabel." Como en la iglesia precedente Antipas no representaba a un individuo sino a una clase de personas, "Jezabel" debe entenderse en el mismo sentido.

Los castigos con que se amenaza a esta mujer armonizan con las amenazas que hay en otras partes de este libro contra la iglesia católica romana bajo el símbolo de una mujer corrompida, madre de las rameras y abominaciones de la tierra. (Véase Apocalipsis 17-19.) La muerte con la cual se la amenaza es indudablemente la segunda muerte, que llegará al fin de los mil años de Apocalipsis 20, cuando el que escudriña los riñones y los corazones de todos los hombres les dará una justa retribución. Notemos, además, la declaración: "Y daré a cada uno de vosotros según sus obras," como prueba de que las palabras dirigidas a esta iglesia se aplican proféticamente a la recompensa final o castigo de todos los seres responsables.

"Todas las iglesias sabrán."

Se ha argüido que esta expresión demuestra que estas iglesias no podían denotar siete períodos sucesivos de la era evangélica, sino que debían existir contemporáneamente, o de lo contrario todas las iglesias no podrían saber que Cristo era el que escudriña los "riñones y los corazones," al ver sus juicios sobre Jezabel y sus hijos. Pero ¿cuándo han de saber esto todas las iglesias? Cuando esos hijos sean castigados de muerte. Si es en el momento en que se inflige la segunda muerte a los impíos, entonces todas las iglesias sabrán al contemplar ese castigo que ninguna cosa secreta, ningún mal pensamiento o propósito del corazón escapaba al conocimiento de Aquel que, con ojos como llama de fuego, escudriña los corazones humanos.

"Yo no enviaré sobre vosotros otra carga."

Creemos que esto encerraba para la iglesia una promesa de que sería aliviada la carga que le tocó soportar tanto tiempo, a saber el peso de la opresión papal. No puede aplicarse a la recepción de nuevas verdades, porque la verdad no es carga para ningún ser responsable. Pero los días de tribulación que le tocaba a la iglesia iban a ser acortados por causa de los escogidos. (Mateo 24:22.) "Serán ayudados–dice el profeta–de pequeño socorro." (Daniel 11:34.) "La tierra ayudó a la mujer," dice Juan. (Apocalipsis 12:16.)

La amonestación

"Tenedla hasta que yo venga." Estas son las palabras del "Hijo de Dios," y nos presentan una venida incondicional. A las iglesias de Efeso y Pérgamo, las amenazó con cierta venida condicional: "Arrepiéntete, porque de otra manera vendré a ti." Esta venida implicaba un castigo. Pero aquí se presenta una venida de un carácter diferente. No es una amenaza de castigo. No depende de ninguna condición. Se la presenta al creyente como una esperanza, y no puede referirse a otro acontecimiento que el futuro segundo advenimiento del Señor en gloria, cuando cesarán las pruebas del cristiano, cuando sus esfuerzos en la carrera de la vida y su lucha para obtener una corona de justicia serán recompensados con éxito eterno.

Esta iglesia nos lleva hasta el momento en que empezaron a cumplirse las señales más inmediatas del pronto advenimiento. En 1780, ocho años antes que se clausurase este período, se cumplieron las señales predichas con respecto al sol y la luna. (Véanse los comentarios sobre Apocalipsis 6:12.) Con referencia a estas señales el Salvador dijo: "Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca." (Lucas 21:28.) Llegamos en la historia de esta iglesia a un punto en que el fin se acerca tanto que se puede llamar apropiadamente la atención de la gente en forma más particular a dicho acontecimiento. Cristo había dicho a sus discípulos: "Negociad entre tanto que vengo." (Lucas 19:13.) Ahora dice, hablando de la carga que han de llevar: "Tenedla hasta que yo venga."

La promesa al vencedor

"Hasta el fin." Esto debe referirse al fin de la era cristiana. "El que perseverare hasta el fin–dijo Cristo,–éste será salvo." (Mateo 24:13.) ¿No encontramos aquí una promesa parecida para los que hacen las obras de Cristo, observan las cosas que él ordenó y guardan la fe de Jesús? (Apocalipsis 14:12.)

"Potestad sobre las gentes."

En este mundo reinan los impíos, y los siervos de Cristo no son estimados. Pero llega el tiempo en que la justicia dominará; cuando toda impiedad será vista tal cual es, y despreciada; y cuando el cetro del poder estará en las manos del pueblo de Dios. Esta promesa queda explicada por los siguientes hechos y pasajes: las naciones han de ser entregadas por el Padre en las manos de Cristo, para que las gobierne con vara de hierro, y las desmenuce como vaso de alfarero. (Salmo 2:8, 9.) Asociados con Cristo cuando él inicie así su obra de poder y juicio, estarán sus santos. (Apocalipsis 3:21.) Ellos han de reinar con él en este carácter mil años. (Apocalipsis 20:4.) Durante este plazo, queda determinado el castigo que han de recibir los impíos y los malos ángeles. (1 Corintios 6:2, 3.) Al fin de los mil años, los santos tienen el honor de participar con Cristo en la ejecución de la sentencia escrita. (Salmo 149:9.)

La estrella de la mañana

Cristo dice en Apocalipsis 22:16, que él mismo es la estrella de la mañana, precursora inmediata del día. Lo que se llama aquí "estrella de la mañana" se llama "el lucero de la mañana" en 2 Pedro 1:19, donde se asocia con el amanecer: "Hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga." Durante la larga noche de vigilia de los santos, tienen ellos la Palabra de Dios que derrama sobre su senda la luz que necesita. Pero cuando amanezca el lucero de la mañana en sus corazones, o la estrella de la mañana sea dada a los vencedores, serán admitidos a tener una relación tan estrecha con Cristo que sus corazones quedarán plenamente iluminados por su Espíritu, y andarán en su luz. Ya no necesitarán la palabra más permanente de la profecía, que resplandece ahora como una antorcha.

Periodo

Si el período abarcado por la iglesia de Pérgamo ha sido localizado correctamente, terminó cuando se estableció el papado en 538. La división más natural que se pueda asignar a la iglesia de Tiatira sería la duración de la supremacía papal, o sea los 1.260 años que transcurren desde 538 a 1798.