Celo perverso contra Daniel

 

CELO PERVERSO CONTRA DANIEL. (6.1-5)

“No hay diferencia entre la grafía del nombre del Darío mencionado aquí y la del "Darío [I] rey de Persia" de Esd. 4. 24 y la grafía registrada en otras partes. No existe diferencia en arameo, ni en hebreo como tampoco en castellano. Sesenta y dos años, quizá la avanzada edad de Darío explica la brevedad de su reinado. El libro de Daniel menciona sólo el primer año del reinado de Darío (cap. 9. 1-2; 11.1). La muerte del rey ocurrió "más o menos unos dos años después de la caída de Babilonia" (PR 408). (A pesar de la identidad del nombre, son dos personajes diferentes el " Darío de Media " (Dan. 5.31) y el " Darío rey de Persia " (Esd. 4.24; 6.14)” CBA. 4:832.

Dario reconstruye políticamente el reino.

“Arameo 'ajashdarpan. "Los diversos detalles de la administración provincial del Imperio Persa antes de la reorganización hecha por Darío I son todavía un tanto oscuros. Herodoto (iii. 89) afirma que Darío I creó 20 satrapías como principales divisiones del imperio. Cada satrapía estaba dividida en provincias. "Las inscripciones de Darío dan diferentes números de satrapías (21, 23, 29), lo que indica que durante su reinado quizá el rey cambió tanto el número como el tamaño de las satrapías. Algunos historiadores griegos usan el término "sátrapa" para funcionarios inferiores, como aparentemente lo hizo Daniel cuando usó ese término para referirse a los gobernadores provinciales. Compárese con las 127 provincias de Est. 1: 1 en tiempo de Jerjes.” CBA. 4:837

Daniel es colocado como uno de los tres gobernadores.

“CUANDO Darío el Medo subió al trono… Decidió "constituir sobre el reino ciento veinte gobernadores… y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, a quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño. Pero el mismo Daniel era superior a estos gobernadores y presidentes, porque había en él más abundancia de espíritu: y el rey pensaba de ponerlo sobre todo el reino". Los honores otorgados a Daniel despertaron los celos de los principales del reino, y buscaron ocasión de quejarse contra él; pero no pudieron hallar motivo para ello, "porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue en él hallado." P.R. 396

Daniel era superior a sus compañeros.

“Esta no era la primera vez en la que observadores reales habían notado un "espíritu' excepcional en Daniel. Nabucodonosor había testificado que Daniel poseía "espíritu de los dioses santos" (cap. 4.8). La reina madre repitió esta expresión en su entrevista con Belsasar durante su última y fatal noche (cap. 5.11). En esa misma ocasión, ella llamó la atención al "mayor espíritu" que se había observado en Daniel (cap. 5.12). Este espíritu se había manifestado no sólo al resolver "dudas" (cap. 5.12), sino también en su escrupulosa integridad, fidelidad invariable, lealtad al deber e integridad en palabras y hechos, cualidades que rara vez se veían en los funcionarios de ese tiempo. A Darío le bastó conocer brevemente a este anciano estadista, sobreviviente de la edad de oro de la Babilonia imperial, para convencerse de que sería una decisión sabia poner a Daniel como principal administrador del nuevo imperio y consejero de la corona.” CBA. 4:837

Los sátrapas armaron una trampa contra Daniel.

“Los honores otorgados a Daniel despertaron los celos de los principales del reino, y buscaron ocasión de quejarse contra él; pero no pudieron hallar motivo para ello, "porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue en él hallado." La conducta intachable de Daniel excitó aún más los celos de sus enemigos. Se vieron obligados a reconocer: "No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna, si no la hallamos contra él en la ley de su Dios." Por lo tanto, los presidentes y príncipes, consultándose, idearon un plan por el cual esperaban lograr la destrucción del profeta.” P.R. 396

a) Daniel, símbolo del pueblo del fin.

“En este tiempo, cuando estamos tan cerca del fin, ¿llegaremos a ser tan semejantes al mundo en nuestras prácticas que los hombres miren en vano para encontrar a los que se denominan pueblo de Dios? ¿Venderá alguien nuestras características peculiares como pueblo escogido de Dios por alguna ventaja que el mundo pueda dar? ¿Se buscará el favor de los que infringen la ley de Dios, como si fuera de gran valor? ¿Supondrán aquellos a quienes el Señor denomina su pueblo que existe algún poder mas alto que el gran YO SOY? ¿Trataremos de borrar los puntos de fe que nos distinguen y que nos han hecho adventistas del séptimo día? Nuestra única seguridad consiste en permanecer constantemente en la luz del rostro de Dios (Manuscrito 84, 1905).” Ev. 93-94

b) El pueblo de Dios será acusado falsamente.

“Así como Satanás acusaba a Josué y su pueblo, en todas las edades ha acusado a aquellos que buscan la misericordia y el favor de Dios... La controversia se repite acerca de cada alma rescatada del poder del mal,… Las acusaciones de Satanás contra aquellos que buscan al Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados. Su carácter deficiente le causa regocijo. Únicamente por el hecho de que violan la ley de Dios puede él dominarlos. Sus acusaciones provienen solamente de su enemistad hacia Cristo. Por el plan de salvación, Jesús está quebrantando el dominio de Satanás sobre la familia humana, y rescatando almas de su poder… ” JT. 2:173

c) La lealtad a Dios será considerada un crimen.

“El apóstol Pablo exhorta a los cristianos a no conformarse con el mundo, sino a transformarse por la renovación de su entendimiento para que experimenten "cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Rom. 12.2.) Pero muchos de los que profesan ser hijos de Dios no manifiestan escrúpulos al conformarse a las costumbres del mundo en lo que se refiere a llevar oro, perlas y atavíos costosos. Los que son demasiado concienzudos para llevar estas cosas son considerados como de mente estrecha, supersticiosos y hasta fanáticos. Pero es Dios quien condesciende a darnos estas instrucciones; son las declaraciones de la Sabiduría infinita; y quienes las desprecian lo hacen a su propio riesgo y pérdida. Los que se aferran a los adornos prohibidos en la Palabra de Dios, conservan orgullo y vanidad en su corazón. Desean atraer la atención. Su vestido dice: "Miradme; admiradme." Así, la complacencia aumenta constantemente la vanidad inherente a la naturaleza humana. Cuando la mente piensa sólo en agradar a Dios, desaparecen todos los embellecimientos inútiles de la persona.” JT. 1:599