El sellamiento

 

El sellamiento del pueblo de DIOS

Sellar es imponer la impronta o marca de una autoridad. Para nuestro caso se trata de una obra estrechamente relacionada y que tiene lugar de manera simultánea con el zarandeo, la lluvia tardía y el fuerte pregón.

El apóstol Juan se refiere al sellamiento en las siguientes palabras:

" Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, no sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y el mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios" (Apocalipsis 7:1-4).

Mientras los mensajeros de Dios refrenan los poderes de la tierra para que no se siembre destrucción desmedida en el planeta, los miembros del pueblo de Dios en la tierra reciben el sello del Creador.

El sello de Dios

El sello de Dios tiene que ver con la aceptación de la verdad no solo en su teoría sino en su esencia práctica. "Los que se humillan delante de Dios y destruyen su yo, que purifican sus almas por la obediencia a la verdad, recibiendo el molde celestial, recibirán el sello de Dios" (5T, 216). El sello de Dios se implanta en la persona gracias a la obra transformadora del Espíritu por lo que el consejo es válido: " Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Efesios 4:30). El propósito firme y perseverante de hacer la voluntad de Dios en plena colaboración con el Espíritu Santo conduce al creyente a través del zarandeo a la experiencia práctica de revelar el sello de Dios. "El sello de Dios se revela en la observancia del séptimo día" (JT 3:232).

"Algunos insistirán en que el Señor no es tan meticuloso en sus requerimientos; que no es su deber observar estrictamente el sábado con tanta pérdida, no ponerse en conflicto con las leyes del país. Pero en esto es precisamente donde viene la prueba, en saber si honraremos la ley de Dios por encima de los requerimientos de los hombres. Esto es lo que hará distinción entre quienes honran a Dios y quienes le deshonran" (JT 2:183).

El tiempo del sellamiento

"El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que podemos asegurar nuestra vocación y elección" (P.E., 58). El sellamiento tiene lugar antes de que se inicie el tiempo de angustia; pues "cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se habrá decidido, ya no habrá tiempo de gracia, ni de misericordia para el impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo" (JT 2:67).

El sellamiento ocurre hasta que llegue a su fin la gran proclamación del evangelio, el derramamiento de la lluvia tardía y la obra mediadora de Jesús como Sumo Sacerdote en el santuario celestial. Esto significa que el sellamiento concluye cuando termina el Juicio Investigador. "Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido la ‘lluvia tardía’, el ‘refrigerio de la presencia del Señor’, y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido ‘el sello del Dios vivo’. Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial" (CS, 671).

Los que reciben el sello de Dios

Para quienes viven en esa época se registra la siguiente advertencia; "No todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Aún entre los que enseñan la verdad a otros hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro, comprendieron todo punto de nuestra fe, pero no hicieron las obras correspondientes. Los que conocieron tan bien la profecía y los tesoros de la sabiduría divina, debieran haber actuado de acuerdo con su fe. Debieran haber mandado a sus familias tras sí, para que por medio de un hogar bien ordenado, pudieran presentar al mundo la influencia de la verdad sobre el corazón humano" (JT 2:68).

"Ahora es cuando debemos guardarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos sin contaminación del mundo. Ahora es cuando debemos lavar el manto de nuestro carácter y emblanquecerlo en la sangre del Cordero. Ahora es cuando debemos vencer el orgullo, la pasión y la pereza espiritual. Ahora es cuando debemos despertarnos y hacer un esfuerzo resuelto para lograr simetría de carácter. ‘Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones’ (Hebreos 3: 7, 8, 15)" (JT 2:70) "Ahora es el momento de prepararse. El sello de Dios no será nunca puesto en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello de Dios deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo. Avanzad, mis hermanos y hermanas" (JT 2:71).

Una clara distinción

"Los vigilantes celestiales ven la tierra llena de violencia y crimen. Se obtienen riquezas robando de toda manera posible, no solo a los hombres sino también a Dios. Los hombres emplean sus recursos para satisfacer su egoísmo. Usan todo lo que pueden obtener para servir a su codicia. La avaricia y la sensualidad prevalecen. Los hombres aprecian los atributos del primer gran engañador. Le han aceptado como Dios y se han compenetrado de su espíritu. Pero la nube de la ira justiciera los cubre y encierra los elementos que destruyeron a Sodoma. En las visiones de las cosas venideras, el profeta Juan contempló esta escena. Le fue revelada esta adoración del demonio, y le pareció como que todo el mundo estuviese al borde de la perdición. Pero mientras miraba con intenso interés, contempló la compañía del pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Tenían sobre sus frentes el sello del Dios vivo, y dijo: ‘ Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (JT 2:370).

El sellamiento es una obra espiritual que tiene lugar en la vida de cada creyente. Confirma la fe y madura la experiencia espiritual en un proceso de santificación lo cual únicamente puede ser posible por la acción directa del Espíritu Santo. Por esa razón, se puede afirmar que el sellamiento y la lluvia tardía son partes constituyentes de una misma experiencia de fe.