El sábado desde la fundación del mundo

“Acuérdate del día de Sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás todas tus obras”. Ex. 20:8,9.

La palabra “Acuérdate”, está colocada en el mismo principio del cuarto mandamiento. Padres, necesitáis recordar vosotros mismos el día Sábado para guardarlo santamente. Y si hacéis esto, estáis dando la debida instrucción a vuestros hijos. Ellos reverenciarán el santo día del Dios.” C.N, 499.

“Al mismo principio del cuarto mandamiento el Señor dijo: “Acordarte has”. Sabía que en la multitud de cuidados y perplejidades el hombre se vería tentado a excusarse de satisfacer todo lo requerido por la ley, o se olvidaría de su importancia sagrada. Por lo tanto dijo: “Acuérdate del día de Sábado, para santificarlo” . Ex. 20:8

“Durante toda la semana, debemos recordar el sábado y hacer preparativos para guardarlo según el mandamiento.No sólo debemos observar el sábado en forma legal.Debemos comprender su importancia espiritual sobre todas las acciones de nuestra vida”. 3 JT, 20.

“En todo lo que pertenece al éxito de la obra de Dios, las primeras victorias se han de ganar en el hogar.Allí debe empezar la preparación para el sábado.Recuerden los padres durante toda la semana que su hogar ha de ser una escuela en la cual sus hijos se prepararán para los atrios celestiales.Sean correctas sus palabras.No escapen de sus labios expresiones que sus hijos no debieran oír.Mantengan su espíritu libre de irritación.Padres, vivid durante la semana como a la vista de un Dios santo, que os ha dado hijos para que los preparéis para él.Educad así la pequeña iglesia que hay en vuestro hogar, a fin de que el sábado todos puedan estar preparados para adorar en el santuario del Señor”. 3 JT, 21.

“Durante la semana nuestras energías no se agotarán de tal manera en el trabajo temporal que, en el día en que el Señor descansó y fue refrigerado, estemos demasiado cansados para dedicarnos a su servicio”. 3 JT, 21.

“Durante la semana, tendremos el cuidado de no agotar las energías con el trabajo físico al punto de, en el día en que el Señor reposó y descansó, estemos demasiado cansados para tomar parte en su adoración. Cuando nos incapacitamos para adorarlo en su santo día, estamos robando a Dios“. C.N, 502.

“Si deseamos la bendición prometida a los obedientes, debemos observar el sábado más estrictamente.Temo que con frecuencia hagamos en ese día viajes que podrían evitarse.De acuerdo con lo que el Señor me ha comunicado acerca de la observancia del sábado, debemos ser más cuidadosos en cuanto a viajar en los barcos o coches en ese día.En este asunto, debemos dar el debido ejemplo a nuestro niños y jóvenes.A fin de alcanzar las iglesias que necesitan nuestra ayuda y darles el mensaje que Dios desea que oigan, puede sernos necesario viajar en sábado; pero hasta donde podamos debemos conseguir nuestros pasajes y hacer todos los arreglos necesarios en algún otro día. Cuando emprendemos un viaje, debemos hacer todo esfuerzo para evitar que nuestra llegada a destino sea en sábado”. 3 JT, 26.

“Acordémonos que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, en busca de una tierra mejor, la que está en el cielo. Aquellos que se unan con el Señor en un pacto de servicio, se encuentran bajo una obligación de cooperar con El en la obra de salvar almas...

Que los miembros de la iglesia cumplan fielmente durante la semana su parte, y narren el Sábado sus experiencias” O.E, 199.

“Cuando el Sábado es recordado de esta manera, las cosas temporales no influirán sobre el ejercicio espiritual al punto de perjudicarlo. Ningún trabajo relacionado con los seis días de trabajo será dejado para el Sábado”. C.N, 500.

“Durante seis días la nube cubrió el monte como una demostración de la presencia especial de Dios; sin embargo, no dio ninguna revelación de sí mismo ni comunicación de su voluntad.Durante ese tiempo Moisés permaneció en espera de que se le llamara a presentarse en la cámara de la presencia del Altísimo.Se le había ordenado: "Sube a mí al monte, y espera allá." Y aunque en esto se probaban su paciencia y su obediencia, no se cansó de esperar ni abandonó su puesto.Este plazo de espera fue para él un tiempo de preparación, de íntimo examen de conciencia.Aun este favorecido siervo de Dios no podía acercarse inmediatamente a la presencia divina ni soportar la manifestación de su gloría.Hubo de emplear seis días de constante dedicación a Dios mediante el examen de su corazón, la meditación y la oración, antes de estar preparado para comunicarse directamente con su Hacedor. El séptimo día, que era sábado, Moisés fue llamado a la nube”.P.P, 323.

Principios

Nuestra razón de ser

Creemos en las tres Personas de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, dada a los hombres por inspiración del Espíritu Santo, constituyendo la regla de fe y conducta para el creyente.

Creemos que el hombre ha sido creado por Dios, a su imagen y semejanza, y que no es el resultado de un largo proceso evolutivo.

Creemos que Jesucristo es nuestro Salvador personal y que al morir en el Calvario ocupó el lugar del pecador, haciendo expiación por éste y redimiéndole de sus pecados. Cristo es nuestra justicia y el único intercesor ante Dios Padre por los pecadores arrepentidos.

Creemos que la obra del Espíritu Santo es renovarnos, guiarnos, fortalecernos, hacernos crecer en la fe, amonestarnos en nuestro peregrinaje hacia la Patria Celestial y ayudarnos en todos los aspectos de la vida cristiana.

Creemos que Cristo regresará por segunda vez a esta tierra y que después de renovarla, establecerá su reino de amor, paz y justicia.

Creemos que la muerte es la consecuencia del pecado. Todos al morir, buenos y malos, permanecen inconscientes, como en un sueño, hasta que sean despertados por el Señor en la resurrección correspondiente. Luego, cada cual recibirá del Señor, bien sea la vida eterna o la condenación según haya sido la vida de cada uno.

Creemos que los 10 mandamientos de la Ley de Dios siguen vigentes hoy día, incluyendo el cuarto mandamiento que requiere la observancia del sábado como día sagrado.

Creemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que debemos vivir de la manera más sana posible. Nos abstenemos de todo aquello que dañe la salud. En el aspecto individual exterior, referente a la manera de vestir, tratamos de vivir según los principios bíblicos de decencia, recato y sencillez.

Creemos en  los sagrados ritos de la comunión o cena del Señor, con pan sin levadura y vino sin fermentar; y del lavatorio de pies o acto de humildad, instituidos por nuestro Señor Jesucristo en la primitiva iglesia cristiana.

Creemos que el matrimonio fue instituido por Dios para que el hombre y la mujer se complementen y ayuden mutuamente con amor, para la reproducción de la raza humana y como una bendición para la sociedad.

Creemos que las autoridades han sido ordenadas por Dios para proteger el bien y castigar el mal. Oramos por las autoridades, y como ciudadanos cumplimos con las leyes y deberes hacia el Estado.

Creemos que es nuestro deber velar para que se respete la libertad de conciencia de cada ciudadano.

Creemos en el bautizo siendo adultos, como una expresión pública del arrepentimiento de nuestros pecados y de fe en el sacrificio de Cristo.

Mediante nuestras palabras y obras compartimos con otras personas el evangelio o las buenas nuevas de salvación, tal como el Señor Jesús ordenó a sus discípulos