Principios

Nuestra razón de ser

Creemos en las tres Personas de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, dada a los hombres por inspiración del Espíritu Santo, constituyendo la regla de fe y conducta para el creyente.

Creemos que el hombre ha sido creado por Dios, a su imagen y semejanza, y que no es el resultado de un largo proceso evolutivo.

Creemos que Jesucristo es nuestro Salvador personal y que al morir en el Calvario ocupó el lugar del pecador, haciendo expiación por éste y redimiéndole de sus pecados. Cristo es nuestra justicia y el único intercesor ante Dios Padre por los pecadores arrepentidos.

Creemos que la obra del Espíritu Santo es renovarnos, guiarnos, fortalecernos, hacernos crecer en la fe, amonestarnos en nuestro peregrinaje hacia la Patria Celestial y ayudarnos en todos los aspectos de la vida cristiana.

Creemos que Cristo regresará por segunda vez a esta tierra y que después de renovarla, establecerá su reino de amor, paz y justicia.

Creemos que la muerte es la consecuencia del pecado. Todos al morir, buenos y malos, permanecen inconscientes, como en un sueño, hasta que sean despertados por el Señor en la resurrección correspondiente. Luego, cada cual recibirá del Señor, bien sea la vida eterna o la condenación según haya sido la vida de cada uno.

Creemos que los 10 mandamientos de la Ley de Dios siguen vigentes hoy día, incluyendo el cuarto mandamiento que requiere la observancia del sábado como día sagrado.

Creemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que debemos vivir de la manera más sana posible. Nos abstenemos de todo aquello que dañe la salud. En el aspecto individual exterior, referente a la manera de vestir, tratamos de vivir según los principios bíblicos de decencia, recato y sencillez.

Creemos en  los sagrados ritos de la comunión o cena del Señor, con pan sin levadura y vino sin fermentar; y del lavatorio de pies o acto de humildad, instituidos por nuestro Señor Jesucristo en la primitiva iglesia cristiana.

Creemos que el matrimonio fue instituido por Dios para que el hombre y la mujer se complementen y ayuden mutuamente con amor, para la reproducción de la raza humana y como una bendición para la sociedad.

Creemos que las autoridades han sido ordenadas por Dios para proteger el bien y castigar el mal. Oramos por las autoridades, y como ciudadanos cumplimos con las leyes y deberes hacia el Estado.

Creemos que es nuestro deber velar para que se respete la libertad de conciencia de cada ciudadano.

Creemos en el bautizo siendo adultos, como una expresión pública del arrepentimiento de nuestros pecados y de fe en el sacrificio de Cristo.

Mediante nuestras palabras y obras compartimos con otras personas el evangelio o las buenas nuevas de salvación, tal como el Señor Jesús ordenó a sus discípulos