Daniel es horrado

 

DANIEL ES HONRADO. (5.29-31)

Daniel fue honrado y proclamado el tercero en el reino.

“Cuando el profeta dejó de hablar, el rey ordenó que se le recompensase con los honores prometidos; y en consecuencia "vistieron a Daniel de púrpura, y en su cuello fue puesto un collar de oro, y pregonaron de él que fuese el tercer señor en el reino." Más de un siglo antes, la Inspiración había predicho que "la noche de… placer" durante la cual el rey y sus consejeros rivalizarían unos con otros para blasfemar contra Dios, se vería de repente trocada en ocasión de miedo y destrucción. Y ahora, en rápida sucesión, se produjeron uno tras otro acontecimientos portentosos que correspondían exactamente a lo descrito en las Sagradas Escrituras antes que hubiesen nacido los protagonistas del drama.” P.R. 389

En esa noche fatal Darío monta una estrategia especial y toma Babilonia.

“Mientras estaba todavía en el salón de fiestas, rodeado por aquellos cuya suerte estaba sellada, el rey recibió de un mensajero la información de "que su ciudad" era "tomada" por el enemigo contra cuyos planes se había sentido tan seguro; "los vados fueron tomados… y consternáronse los hombres de guerra." (Jeremías 51. 31, 32.) Aun mientras él y sus nobles bebían de los vasos sagrados de Jehová, y alababan a sus dioses de plata y de oro, los medos y persas, habiendo desviado el curso del Eufrates, penetraban en el corazón de la ciudad desprevenida. El ejército de Ciro estaba ya al pie de las murallas del palacio; la ciudad se había llenado de soldados enemigos "como de langostas" (Vers. 14), y sus gritos de triunfo podían oírse sobre los clamores desesperados de los asombrados disolutos.” P.R. 389, 390.

a) En esa misma noche muere Belsasar.

"La misma noche fue muerto Belsasar, rey de los Caldeos," y un monarca extranjero se sentó en el trono. Los profetas hebreos habían hablado claramente de la manera en que iba a caer Babilonia. Al revelarles el Señor en visión los acontecimientos futuros, habían exclamado: "¡Cómo fue presa Sesach, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo fue Babilonia por espanto entre las gentes!" "¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡cómo se tornó Babilonia en desierto entre las gentes!" "Del grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las gentes." (Jer. 51: 41; 50: 23, 46; 51: 8, 56, 57; 50: 24, 25, 33, 34.) P.R. 390, 391.

Aplicación escatológica:

· Actitud sacrílega de Belsasar – Desprecio de la verdad de la Babilonia moderna.

“Estos versículos señalan un tiempo en el porvenir cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual fue hecho por el segundo ángel de Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez, durante el verano de 1844… Cada vez que la gente rechace la verdad, habrá mayor confusión en su mente y más terquedad en su corazón, hasta que se hunda en temeraria incredulidad. En su desafío de las amonestaciones de Dios, seguirá pisoteando uno de los preceptos, del Decálogo hasta que sea inducida a perseguir a los que lo consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta desdén hacia su Palabra y hacia su pueblo… Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: "Sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades." (Apocalipsis 18: 5.) Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella.” P.R. 661

· La escritura en la pared – el juicio divino sobre Babilonia, conforme Apocalipsis 18.5-24.

“Tales son los juicios que caen sobre Babilonia en el día de la ira de Dios. La gran ciudad ha llenado la medida de su iniquidad; ha llegado su hora; está madura para la destrucción… Ven con terror la destrucción de los ídolos que prefirieron a su Creador… El resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres se cambian ahora en amargura y sus tesoros en corrupción… Los ricos lamentan la destrucción de sus soberbias casas, la dispersión de su oro y de su plata. Pero sus lamentos son sofocados por el temor de que ellos mismos van a perecer con sus ídolos. Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios haya vencido… El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar sanos y salvos por entre pestilencias, tempestades y terremotos. El que es un fuego consumidor para los transgresores de su ley, es un seguro pabellón para su pueblo…” P.R. 713