Las trompetas 1 al 4

 

Las Siete Trompetas

Esta visión ha tenido variadas interpretaciones. Unos alegan que estas trompetas son juicios de Dios contra el mundo y que se manifestarán antes de las plagas. Un estudio cuidadoso del capítulo 16 nos llevará a la realidad que las plagas postreras son tan devastadoras que es imposible que sean antecedidas por otra serie de ellas.

Otros indican que esta visión es similar a la del capítulo 16. Cierto es que algunas de las plagas se parecen a las trompetas, pero un estudio serio nos llevará a la conclusión que es imposible que sea así.

Las 7 Trompetas
1. Granizo, fuego y azufre son echados a la tierra.
2. Monte ardiendo echado en el mar. 3ra. parte se torna en sangre.
3. Estrella cae en 3ra. parte de los ríos y fuentes de aguas. Aguas se vuelven amargas.
4. Se hiere la 3ra. parte del sol, la luna y estrellas.
5. Estrella cae a la tierra. Se le da la llave del abismo. Salen langostas.
6. Se desatan los 4 ángeles del Éufrates. Ejército de 200 millones.
7. Catástrofes finales.

Las 7 Plagas
1. Úlcera maligna y pestilente.
2. Mar se torna en sangre.
3. Ríos y fuentes de agua se tornan en sangre.
4. Plaga en el sol. Grande calor.
5. Plaga en la silla de la bestia.
6. 3 espíritus inmundos. Armagedón.
7. Jesús reina. Se ve el arca.

Como pueden ver hay ciertas coincidencias en las plagas 2 y 4, pero en el resto hay marcadas diferencias. Veamos lo que consideramos la interpretación más razonable en cuanto a esta visión.

Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó de fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos y voces, y relámpagos y un terremoto (8:3-5).

Las 7 trompetas representan juicios de parte de Dios contra los opositores de su iglesia. La escena que vemos nos lleva de nuevo al Santuario celestial. El mueble que ahora vemos es el altar del incienso. Aunque este era un mueble del lugar santo del Santuario, aquí se presenta delante del trono. Tenemos que recordar que, aunque el altar estaba delante del arca, el velo se encontraba entre los dos muebles. Pero en el cielo no hay velo, así que este mueble es presentado delante del trono de Dios.

Los truenos, voces, relámpagos y terremoto que surgen del fuego que lanza el ángel a la tierra, representan anticipos de los desastres que permitirá el Señor como castigo a los perseguidores de su pueblo. Las cuatro trompetas del capítulo 8 son los castigos a Roma occidental por medio de las tribus bárbaras. Las dos trompetas del capítulo 9 van dirigidas a la Roma oriental: Constantinopla, que sería asediada por los árabes. En el capítulo 11 se halla la 7ma. trompeta, la cual nos acerca a nuestro tiempo.

La 1ra. Trompeta

Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde (8:6,7).

El imperio romano, por tres siglos perseguidor del cristianismo, aunque en el siglo 4to. está ligado al cristianismo nominal, recibe un fuerte castigo de parte de los Godos, comandados por Alarico. Los invasores comenzaron por el oriente, en el 395 DC. Luego conquistaron a Tracia, Macedonia, Atica y el Peloponeso. Luego cruzaron los Alpes y los Apeninos hasta llegar a Roma que cayó ante los bárbaros en el 410, haciendo huir al emperador. Por 4 años los Godos saquearon a Italia.

El granizo nos indica el origen septentrional de los invasores; el fuego, la gran destrucción por las llamas de las ciudades y los campos; la sangre es sinónimo de la gran carnicería que quedaba al paso de los Godos.

La 2da. Trompeta

El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo fue precipitada en el mar, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida (8:8,9).

Luego de la muerte de Constantino, el imperio romano se dividió en tres partes. Los hijos de Constantino quedaron así distribuidos: Constancio quedó en el Oriente, con su sede en Constantinopla; Constantino II reinó en Gran Bretaña, las Galias y España mientras que Constante reinó en Iliria, África e Italia. Esta división del imperio en tres partes es lo que hace que en la profecía se mencione “la tercera parte de los hombres”, indicando la tercera parte del imperio. Y así sucesivamente la tercera parte de otras cosas, como en el caso de la segunda trompeta, animales marinos o la tierra.

La segunda trompeta representa la invasión de los Vándalos, con Genserico. Estos conquistaron a África y luego invadieron a Italia. El “monte ardiendo” lanzado al mar es símbolo adecuado para la incursiones de Genserico con sus hordas de Vándalos, pues ellos atacaron especialmente el comercio marino en las costas del Norte de África. Del 428 al 468 es el período de las conquistas de Genserico, quien hasta avanzada edad, dirigía sus ejércitos a piratear los barcos romanos. No quedó prácticamente una costa del imperio que no fuese atacada por estas hordas bárbaras. Esa es la razón por la cual el texto dice que “la tercera parte de las naves fue destruida.”

En cuanto al símbolo de “un monte”, no es difícil asociarlo con un personaje o una nación, ya que hallamos la misma comparación en Jeremías 51:25, donde el Señor habla sobre Babilonia: “He aquí yo contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano sobre ti, y te haré rodar de las peñas y te tornaré en monte quemado.”

En la lucha contra los Vándalos, en una ocasión en que una flota romana de 1,113 barcos con más de 100,000 hombres quiso hacerle frente, el astuto Genserico les prendió fuego en la noche, usando barcazas llenas de combustible. La obra de los Vándalos fue tan devastadora, que aún hoy su nombre es sinónimo de destrucción.

La 3ra. Trompeta

El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo; Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; muchos hombres murieron a causa de las aguas, porque se hicieron amargas (8:10,11)

Esa gran estrella representa a Atila, rey de los Hunos. Estos eran los más salvajes de los bárbaros. Comían carne cruda y dormían sobre sus caballos. Atila es conocido como “el azote de Dios” y se decía que por donde pasaba no crecía la hierba.

Las hordas de los Hunos vinieron del Oriente y cayeron repentinamente sobre el imperio romano. Atila vestía muy vistosamente, con planchas de metal sobre su pecho. Por su apariencia y rapidez parecía literalmente un meteoro. El nombre de “ajenjo” indica consecuencias amargas y encuadra perfectamente con la devastación que dejaban a su paso los salvajes Hunos con su rey Atila.

Las principales operaciones de Atila fueron desde los Alpes, de donde los ríos bajan a las regiones romanas. A pesar de sus grandes conquistas, los Hunos no se establecieron permanentemente en ningún lugar del imperio romano.

La 4ta. Trompeta

El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se oscula tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche (8:12).

Como en el resto de las trompetas, esta parte no puede tomarse literalmente. ¿Cómo puede oscurecerse la tercera parte del sol o de la luna y que se oscurezca la tercera parte del día o de la noche? Esto es un obvio símbolo.

La cuarta trompeta nos lleva a la caída definitiva del imperio romano de Occidente. En el 476 cayó Rómulo Augústulo, último emperador romano, y Odoacro, rey de los Hérulos, se convirtió en el primer rey bárbaro en gobernar a Roma. El sol, la luna y las estrellas son símbolos apropiados para designar el sistema de gobierno de Roma: el emperador, el senado y los cónsules. Al indicar la tercera parte de ellos se refiere a la tercera parte del imperio, o sea, Roma Occidental. Odoacro eliminó al emperador, mientras, años más tarde, al ser conquistados los Ostrogodos por Justiniano, éste eliminó el senado y los cónsules.

Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles (8:13)!

Las últimas tres trompetas son llamadas ayes, por causa de lo terrible que serán. Mientras las primeras cuatro devastan a Roma occidental, las siguientes dos van dirigidas al imperio Oriental: Constantinopla. Ahora no serán los bárbaros los atacantes, sino una nueva potencia asoladora, no solo guerrera, sino audaz, con una doctrina religiosa que se establece mediante la fuerza. Este es el panorama que se nos presenta en el capítulo 9.