El árbol gigantesco nuevo sueño de Nabucodonosor

 

“…los acontecimientos de este capítulo pertenecen a la segunda mitad de su reinado de 43 años.” CBA.4:815

UN NUEVO SUEÑO DE NABUCODONOSOR. (4.1-9)
Más tarde, Nabucodonosor perdió de vista el noble concepto que tenía del propósito de Dios concerniente a las naciones… No es sorprendente que en su prosperidad un monarca tan ambicioso y orgulloso, se sintiera tentado a desviarse de la senda de la humildad, la única que lleva a la verdadera grandeza… hasta que al fin la ciudad de Babilonia vino a ser la gloria principal de su reino, "la ciudad codiciosa del oro," "que era alabada por toda la tierra." Su pasión como constructor, y su señalado éxito al hacer de Babilonia una de las maravillas del mundo, halagaron su orgullo al punto de poner en grave peligro sus realizaciones como sabio gobernante a quien Dios pudiera continuar usando como instrumento para la ejecución del propósito divino. En su misericordia, Dios dio al rey otro sueño, para advertirle del riesgo que corría y del lazo que se le tendía para arruinarlo.” P.R. 577, 578

El Dios Altísimo.

“Aunque exaltado hasta el pináculo de los honores mundanales y reconocido por la Inspiración misma como "rey de reyes" (Eze. 26: 7), Nabucodonosor había atribuido a veces la gloria de su reino y el esplendor de su reinado al favor de Jehová. Fue lo que sucedió después del sueño de la gran imagen. Su espíritu sintió la profunda influencia de esa visión y del pensamiento de que el Imperio Babilónico, por universal que fuera, iba a caer finalmente y otros reinos ejercerían el dominio, hasta que al fin todas las potencias terrenales cedieran su lugar a un reino establecido por el Dios del cielo para nunca ser destruído. P.R. 377
“Su reino es sempiterno y su señorío de generación en generación.”

“A pesar de ser idólatra por nacimiento y educación, y de hallarse a la cabeza de un pueblo idólatra, tenía un sentido innato de la justicia y de lo recto, y Dios podía usarle como instrumento para castigar a los rebeldes y para cumplir el propósito divino. Con la ayuda de "los fuertes de las gentes" (Eze. 28: 7), le fue dado a Nabucodonosor, después de años de pacientes y cansadores esfuerzos, conquistar Tiro; Egipto también cayó presa de sus ejércitos victoriosos; y mientras añadía una nación tras otra al reino babilónico, aumentaba su fama como el mayor gobernante de la época.” P.R. 377

a) Dios es el Rey Soberano

“Aunque el divino Soberano soporte con paciencia la maldad, no puede ser engañado, y no callará para siempre. Su autoridad y supremacía como Príncipe del universo, deben ser reconocidas, y las justas demandas de su ley vindicadas.” JT. III:330. De labios de Nabucodonosor se dejaron escuchar palabras de reconocimiento, admitiendo que existía alguien más y mucho más poderoso que él, y un reino mayor, en todo aspecto, pero fue después de una titánica lucha mental entre su orgullo mayúsculo y las evidencias convincentes que le brindaba el Señor reiteradamente.

b) Aunque hay reyes y gobernantes en este mundo, Dios es el que gobierna el planeta.

El poder que ejerce todo gobernante en la tierra, se lo otorga el cielo, y su éxito depende de cómo lo ejerce… Y para todos constituyen una lección de vida las palabras dirigidas a Nabucodonosor: "Tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad"... reconocer la obra de estos principios en la manifestación del poder que "quita reyes, y pone reyes", es comprender la filosofía de la historia… En ella se muestra que la fuerza de las naciones, lo mismo que la de los individuos, no se encuentra en las oportunidades o medios que parecen hacerlos invencibles; ni tampoco en su pregonada grandeza. Se mide por la fidelidad con que cumplen el propósito de Dios… Dios ensalzó a Babilonia para que pudiera cumplir ese propósito. La nación prosperó hasta llegar a una altura de riqueza y poder que desde entonces nunca ha sido igualada". Educ. 174, 175

Nabucodonosor tiene un nuevo sueño.

“No es sorprendente que en su prosperidad un monarca tan ambicioso y orgulloso, se sintiera tentado a desviarse de la senda de la humildad, la única que lleva a la verdadera grandeza…"
En su misericordia, Dios dio al rey otro sueño, para advertirle del riesgo que corría y del lazo que se le tendía para arruinarlo. En una visión de noche, Nabucodonosor vio un árbol gigantesco que crecía en medio de la tierra, cuya copa se elevaba hasta los cielos, y cuyas ramas se extendían hasta los fines de la tierra. Los rebaños de las montañas y de las colinas hallaban refugio a su sombra, y las aves del aire construían sus nidos en sus ramas."Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento… Y manteníase de él toda carne." P.R. 377, 378

El rey cuenta el sueño a los magos, astrólogos y adivinos de su reino.

a) Ellos no pueden siquiera interpretar el sueño relatado.

“Muy perturbado por el sueño, que era evidentemente una predicción de cosas adversas, el rey lo relató a los "magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos;" pero, aunque el sueño era muy explícito, ninguno de los sabios pudo interpretarlo.” P.R. 379
b) Daniel es convocado para dar la interpretación.

“Una vez más, en esa nación idólatra, debía atestiguarse el hecho de que únicamente los que aman y temen a Dios pueden comprender los misterios del reino de los cielos. En su perplejidad, el rey mandó llamar a su siervo Daniel, hombre estimado por su integridad, constancia y sabiduría sin rival. Cuando Daniel, en respuesta a la convocación real, estuvo en presencia del rey, Nabucodonosor le dijo: "Beltsasar, príncipe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, exprésame las visiones de mi sueño que he visto, y su declaración." Después de relatar el sueño, Nabucodonosor dijo: "Tú pues, Beltsasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación: mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los dioses santos." P.R.379