JÓVENES HEBREOS EN LA MAYOR ESCUELA DEL PLANETA - SMI



El reino de Babilonia
Babilonia fue la cuna de una de las primeras grandes civilizaciones de la historia. Se desarrolló en la región bañada por los ríos Tigris y Éufrates que forma parte del denominado Creciente Fértil.




INTRODUCCIÓN



Leed el libro de Daniel. Recordad punto por punto la historia de los reinos que allí se presenta. Contemplad a los estadistas, los concilios, los ejércitos poderosos, y ved cómo Dios obró para abatir el orgullo humano y humilló hasta el polvo la gloria humana. Sólo Dios es presentado como grande. En la visión del profeta se lo ve derribando a un poderoso gobernante y colocando a otro. Se lo revela como el monarca del universo que está por establecer su reino eterno: el Anciano de días, el Dios viviente, la Fuente de toda sabiduría, el Gobernante del presente, el Revelador del futuro. Leed y comprended cuán pobre, cuán frágil, cuán efímero, cuán falible, cuán culpable es el hombre que eleva su alma a la vanidad...
La luz que Daniel recibió directamente de Dios le fue dada especialmente para estos últimos días. Las visiones que tuvo a orillas del Ulai y del Hidekel, los grandes ríos de Sinar, ahora están en el proceso de su cumplimiento, y pronto habrán sucedido todos los acontecimientos predichos (Carta 57, 1896). CBA. 7A, 177. Los ministros y el pueblo declararon que las profecías de Daniel y del Apocalipsis eran misterios incomprensibles. Pero Cristo había llamado la atención de sus discípulos a las palabras del profeta Daniel relativas a los acontecimientos que debían desarrollarse en tiempo de ellos, y les había dicho: "El que lee, entienda. " C.S. 390. Existe una gran necesidad de investigar el libro de Daniel. Ev. 268. El tiempo es corto. Los peligros de los últimos días están muy cerca y debemos velar y orar, estudiar y dar oído a las lecciones presentadas en el libro de Daniel. JT.t.2: 411, 412. En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan. En él está el complemento del libro de Daniel. Uno es una profecía, el otro una revelación. H.A. 468

AUTOR

Daniel cumplió su misión de dar su testimonio, el cual fue sellado hasta el tiempo del fin, cuando el mensaje del primer ángel debía ser proclamado a nuestro mundo. TM. 113. No hay la menor duda que el profeta Daniel es el autor del libro que lleva su nombre, Jesús así lo dio por sentado, según Mat. 24.15

1- MARCO HISTÓRICO

El pueblo de Dios había sellado su decisión final de rebeldía y las consecuencias eran inevitables, las amonestaciones y llamados a la reflexión no dieron resultado. Los profetas inspirados por Dios, aconsejaban de someterse al poder de sus invasores para subsistir, más los líderes religiosos y gobernantes influyentes en la nación resistian vanamente con el consiguiente engaño de una ayuda egipcia e influencia de los falsos profetas de alcanzar la victoria y no ser sometidos al yugo extranjero. Los resultados fueron desastrosos, varios reyes perecieron miserablemente por su obstinación, Joacín, Joaquín su hijo y el hijo de este último, Sedequías. El Señor en su misericordia previó todo esto para los fieles, hubo como en pocas oportunidades 3 grandes profetas, Jeremías con los que aún estaban en Judá, Ezequiel con los exiliados y ya estaba preparando a Daniel y sus jóvenes compañeros en la corte del imperio invasor.
Las huestes babilónicas efectuaron 3 incursiones a Judá, la primera el año 605 a.C. (Dan. 1.1-3). Segundo, al final del reinado de Joacín, 597 a.C. (2Rey. 24.5). El último, al final del reinado de Nabucodonosor, cayendo Juda y siendo destruida Jerusalén, el año 586 a.C. (2Rey. 25) Todo esto correspondía a la profecía hecha al Rey Ezequias un siglo antes, “Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías, y le preguntó: -¿De dónde vinieron esos hombres y qué te dijeron? Ezequías le respondió: -De lejanas tierras han venido, de Babilonia. Isaías le volvió a preguntar: -¿Qué vieron en tu casa? Ezequías respondió: -Vieron todo lo que había en mi casa. Nada quedó en mis tesoros que no les mostrara. Entonces Isaías dijo a Ezequías: -Oye esta palabra de Jehová: “Vienen días en que todo lo que está en tu casa y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice Jehová. Y algunos de los hijos que salgan de ti, que hayas engendrado, los tomarán para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia”. 2 Rey. 20.12-19; Isa. 39.6
“El imperio babilónico abarcaba aproximadamente un millón quinientos mil kilómetros cuadrados, en esa superficie convivían pueblos de tradiciones dispares, lenguas diferentes e intereses a veces encontrados. Antiguos asirios y sumerios, israelitas dispersados y judíos instalados por la fuera en regiones que no les eran familiares” (“En los umbrales de un futuro luminoso” página 21). “Según Herodoto, la ciudad misma de Babilonia contaba con 576 km. Cuadrados, casi el triple que el gran Buenos Aires-Argentina (sin contar sus alrededores). La inmensa urbe estaba rodeada por una doble muralla de más de cien metros de altura y mas de 28 metros de ancho, sobre estas murallas podían maniobrar carros de guerra tirados por cuatro caballos. Rodeaba la ciudad un foso ancho y profundo, revestido de ladrillos y lleno de agua habitualmente”. (“En los umbrales de un futuro luminoso” págs. 26-27”) Por sus famosos jardines colgantes, su arquitectura, etc, fue una de las maravillas del mundo antiguo.
“Cuando Daniel llegó a Babilonia siendo un joven cautivo, Nabucodonosor ya era rey. Desde entonces vio a Nabucodonosor reinar durante 43 años. De ahí que parezca enteramente natural que Daniel se refiera a él como "rey".” CBA.4:784

El sitio de Jerusalén

EN EL año noveno del reinado de Sedequías, "Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalem" para asediar la ciudad. (2 Rey. 25.1.) Para Judá la perspectiva era desesperada. El Señor mismo declaró por medio de Ezequiel: "He aquí que estoy yo contra ti." (Eze. 21.3, V.M.) "Yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no volverá más... Todo corazón se desleirá, y todas manos se debilitarán, y angustiaráse todo espíritu, y todas rodillas se irán en aguas." "Y derramaré sobre ti mi ira: el fuego de mi enojo haré encender sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción." (Vers. 5-7, 31.) Los egipcios procuraron acudir en auxilio de la ciudad sitiada; y los caldeos, a fin de impedírselo, levantaron por un tiempo el sitio de la capital judía. Renació la esperanza en el corazón de Sedequías, y envió un mensajero a Jeremías, para pedirle que orase a Dios en favor de la nación hebrea.
La temible respuesta del profeta fue que los caldeos regresarían y destruirían la ciudad. El decreto había sido dado; la nación impía no podía ya evitar los juicios divinos. El Señor advirtió así a su pueblo: "No engañéis vuestras almas… Los Caldeos… no se irán. Porque aun cuando hirieseis todo el ejército de los Caldeos que pelean con vosotros, y quedasen de ellos hombres alanceados, cada uno se levantará de su tienda, y pondrán esta ciudad a fuego." (Jer. 37.9, 10.) El residuo de Judá iba a ser llevado en cautiverio, para que aprendiese por medio de la adversidad las lecciones que se había negado a aprender en circunstancias más favorables. Ya no era posible apelar de este decreto del santo Vigía.” “Durante los años finales de la apostasía de Judá, las exhortaciones de los profetas parecían tener poco efecto; y cuando los ejércitos de los caldeos vinieron por tercera y última vez para sitiar a Jerusalén, la esperanza abandonó todo corazón. Jeremías predijo la ruina completa; y porque insistía en la rendición se le arrojó finalmente a la cárcel. Pero Dios no abandonó a la desesperación completa al fiel residuo que quedaba en la ciudad.” P.R. 344 “Los ejércitos de Nabucodonosor estaban a punto de tomar por asalto los muros de Sión. Miles estaban pereciendo en la última defensa desesperada de la ciudad. Muchos otros millares estaban muriendo de hambre y enfermedad. La suerte de Jerusalén estaba ya sellada. Las torres de asedio de las fuerzas enemigas dominaban ya las murallas.” P.R.346 “Humillados ante las naciones, los que una vez habían sido reconocidos como más favorecidos del Cielo que todos los demás pueblos de la tierra iban a aprender en el destierro la lección de obediencia tan necesaria para su felicidad futura. Mientras no aprendiesen dicha lección, Dios no podía hacer por ellos todo lo que deseaba hacer. "Te castigaré con juicio, y no te talaré del todo" (Jer. 30: 11), declaró al explicar el propósito que tenía al castigarlos para su bien espiritual. Sin embargo, los que habían sido objeto de su tierno amor no quedaron desechados para siempre; y delante de todas las naciones de la tierra iba a demostrar su plan para sacar victoria de la derrota aparente, su plan de salvar más bien que de destruir.” P.R 350

Daniel y sus compañeros en la escuela real (1.3-7)

“ENTRE los hijos de Israel que fueron llevados a Babilonia al principio de los setenta años de cautiverio, se contaban patriotas cristianos, hombres que eran tan fieles a los buenos principios como el acero, que no serían corrompidos por el egoísmo, sino que honrarían a Dios aun cuando lo perdiesen todo... Y así lo hicieron. Honraron a Dios en la prosperidad y en la adversidad; y Dios los honró a ellos.
El hecho de que esos adoradores de Jehová estuviesen cautivos en Babilonia y de que los vasos de la casa de Dios se hallaran en el templo de los dioses babilónicos, era mencionado jactanciosamente por los vencedores como evidencia de que su religión y sus costumbres eran superiores a la religión y las costumbres de los hebreos. Sin embargo, mediante las mismas humillaciones que había acarreado la forma en que Israel se había desviado de él, Dios dio a Babilonia evidencia de su supremacía, de la santidad de sus requerimientos y de los seguros resultados que produce la obediencia. Y dio este testimonio de la única manera que podía ser dado, por medio de los que le eran leales. Entre los que mantenían su fidelidad a Dios, se contaban Daniel y sus tres compañeros, ilustres ejemplos de lo que pueden llegar a ser los hombres que se unen con el Dios de sabiduría y poder. Desde la comparativa sencillez de su hogar judío, estos jóvenes del linaje real fueron llevados a la más magnífica de las ciudades, y a la corte del mayor monarca del mundo. Nabucodonosor ordenó "a Aspenaz, príncipe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, y de buen parecer, y enseñados en toda sabiduría, y sabios en ciencia, y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey. . . .
"Y fueron entre ellos, de los hijos de Judá, Daniel, Ananías, Misael y Azarías." Viendo en estos jóvenes una promesa de capacidad notable, Nabucodonosor resolvió que se los educase para que pudiesen ocupar puestos importantes en su reino. A fin de que quedasen plenamente capacitados para su carrera, ordenó que aprendiesen el idioma de los caldeos, y que durante tres años se les concediesen las ventajas educativas que tenían los príncipes del reino.
Los nombres de Daniel y sus compañeros fueron cambiados por otros que conmemoraban divinidades caldeas. Los padres hebreos solían dar a sus hijos nombres que tenían gran significado. Con frecuencia expresaban en ellos los rasgos de carácter que deseaban ver desarrollarse en sus hijos. El príncipe encargado de los jóvenes cautivos "puso a Daniel, Beltsasar; y a Ananías, Sadrach; y a Misael, Mesach; y a Azarías, Abed-nego." El rey no obligó a los jóvenes hebreos a que renunciasen a su fe para hacerse idólatras, sino que esperaba obtener esto gradualmente. Dándoles nombres que expresaban sentimientos de idolatría, poniéndolos en trato íntimo con costumbres idólatras y bajo la influencia de ritos seductores del culto pagano, esperaba inducirlos a renunciar a la religión de su nación, y a participar en el culto babilónico. (P. R. 353) Nabucodonosor como gobernante e inteligente, tuvo un plan estratégico de colocar a personas de su misma nacionalidad y raza frente a los pueblos sometidos por el poderío babilónico, aunque con la filosofía y cultura del imperio invasor, porque imponerles la presencia de un extranjero (babilonios) para gobernarlos, verían pronto levantamientos, rebeliones y revoluciones continuas. Buscó selectivamente a los mejores de cada reino o nación sometida, invirtió en ellos con la preparación cultural, científica y religiosa que contaban para lograr sus fines.

II. LOS JÓVENES HEBREOS OBSERVAN LEYES DIETÉTICAS (1.8-16)

En el mismo comienzo de su carrera, su carácter fue probado de una manera decisiva. Se había provisto que comiesen del alimento y bebiesen del vino que provenían de la mesa real.. P. R. 354

1. “La ración de la comida del rey”
a) En que consistía.
Las leyes alimenticias eran conocidas, según Levítico 11, los alimentos de origen animal llamados “inmundos”, eran asi denominados por ser impropios para ser ofrecidos como sacrificios, eran “ceremonialmente o ritualmente inmundos”, además no eran desangrados adecuadamente, según Levítico 17.14, 15; y “… una porción era ofrecida a los ídolos, la comida de la mesa del rey era consagrada a la idolatría” Educ. 55. “Aun el hacer como que comieran del alimento o bebieran del vino habría sido negar su fe. Obrar así habría sido colocarse de parte del paganismo y deshonrar los principios de la ley de Dios”. (Profetas y Reyes 354)

b) Por qué debían de comer ese tipo de alimento
“La orden de que se les sirviera la comida de la mesa real era una expresión del favor del rey, y del interés que tenía por su bienestar.” Educ. 55, 56
Es evidente que el rey tuviera la intención de estimular y honrar a los jóvenes estudiantes con el mismo alimento seleccionado y considerado lo mejor y que él mismo participaba, el fin era obtener de ellos su lealtad, colaboración, confianza y desde luego sumisión, finalmente someterlos a la idolatría, asumiendo que por ingerir tales alimentos, ellos (los jóvenes hebreos) habían alcanzado el elevado nivel intelectual, siendo honrados los ídolo de babilonia en lugar del Creador. Esto era conocido por Daniel y sus amigos, tomaron la mejor decisión, honrar al Señor.

2. Contaminación ritual
Según Hechos 15.20-29, entendemos en el libro de Daniel las palabras “no contaminarse con la comida del rey…” a los alimentos que por costumbre de los paganos y especialmente de los monarcas, ingerir alimentos ofrecidos a los ídolos. Esto se hizo un asunto de conciencia que alimentarse de tales comidas era quebrantar la ley porque era considerado como participar de idolatría. "Propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del rey, ni en el vino de su beber." Esta resolución fue apoyada por sus tres compañeros. Al llegar a esta decisión, los jóvenes hebreos no obraron presuntuosamente, sino confiando firmemente en Dios. No decidieron singularizarse, aunque preferirían eso antes que deshonrar a Dios. Si hubiesen transigido con el mal en este caso al ceder a la presión de las circunstancias, su desvío de los buenos principios habría debilitado su sentido de lo recto y su aborrecimiento por lo malo. El primer paso en la dirección errónea habría conducido a otros pasos tales, hasta que, cortada su relación con el Cielo, se vieran arrastrados por la tentación.” (Profetas y Reyes 355)


a) El alimento y la adoración de los dioses
“Pero como una porción de estas cosas se ofrecía a los ídolos, el alimento proveniente de la mesa del rey estaba consagrado a la idolatría, y compartirlo sería considerado como tributo de homenaje a los dioses de Babilonia. La lealtad a Jehová prohibía a Daniel y a sus compañeros que rindiesen tal homenaje”. P.R.354 “Si Daniel lo hubiese deseado,… Podría haber argüído que, en vista de que dependía del favor del rey y estaba sometido a su poder, no le quedaba otro remedio que comer de la comida del rey y beber de su vino; porque si seguía la enseñanza divina no podía menos que ofender al rey y probablemente perdería su puesto y la vida, mientras que si despreciaba el mandamiento del Señor, conservaría el favor del rey y se aseguraría ventajas intelectuales y perspectivas halagüeñas en este mundo. Pero Daniel no vaciló. Apreciaba más la aprobación de Dios que el favor del mayor potentado de la tierra, aun más que la vida misma. Resolvió permanecer firme en su integridad, cualesquiera fuesen los resultados.” (Profetas y Reyes 354, 355)

b) Sentido teológico de nuestra dieta
La filosofía alimenticia de la iglesia cuenta con el soporte teológico, desde nuestros orígenes: el “principio”, “Dijo también Dios: Os doy toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol que lleva fruto y da semilla. Eso será vuestro alimento”. (Gén. 1.29). Como reformadores seguidores del Maestro que inmortalizó las palabras “mas al principio no fue asi” (Mat. 19.8) y en su ministerio “restauraría” “principios”, doctrinas, algunas perdidas y otras casi por desaparecer. Tengamos presente el postulado teológico de la “revelación progresiva”, fundamentado por las palabras de Jesús en Juan 16.12, “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis llevar.”Ahora reflexionemos las palabras inspiradas de E. G. White: “En el tiempo del fin, ha de ser restaurada toda institución divina. P.R. 502, y por su parte el apóstol Pablo nos dice: “que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto razonable.” (Rom. 12.1) y “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que tenéis de Dios, Y que no sois vuestros?... Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo” (1Cor. 6.19, 20) y debemos vivir de acuerdo a la luz que recibimos por que seremos juzgados según el conocimiento que hemos recibido (Rom. 2.12)

3. La reforma pro salud y el vigor fisico.
“Daniel apeló entonces a Melsar, oficial encargado especialmente de la juventud hebrea, y solicitó que se les excusase de comer la comida del rey y beber su vino. Pidió que se hiciese una prueba de diez días, durante los cuales se proveería alimento sencillo a los jóvenes hebreos, mientras que sus compañeros comerían los manjares del rey… Al fin de la prueba de diez días, el resultado era lo opuesto de lo que había temido el príncipe. "Pareció el rostro de ellos mejor y más nutrido de carne, que los otros muchachos que comían de la ración de la comida del rey." En su apariencia personal los jóvenes hebreos resultaron notablemente superiores a sus compañeros. Como resultado, se permitió a Daniel y sus amigos que siguiesen su régimen sencillo durante todo el curso de su educación”. P.R. 354, 355 “Pero "no fue hallado entre todos ellos otro como Daniel, Ananías, Misael, y Azarías."... En fuerza y belleza física, en vigor mental… no tenían rivales. El porte erguido, el paso firme y elástico, el rostro hermoso, los sentidos agudos, el aliento no contaminado, todas estas cosas eran otros tantos certificados de sus buenos hábitos, insignias de la nobleza con que la naturaleza honra a los que obedecen sus leyes.” P.R. 356

III. RESULTADOS DE LA FIDELIDAD

Conocimiento en las letras y ciencias
“Su aguda comprensión, su vasto conocimiento y su lenguaje selecto y preciso atestiguaban la fuerza indemne y el vigor de sus facultades mentales… y realizaciones literarias, no tenían rivales. P.R 356

Entendimiento en visiones y sueños
“Mientras Daniel se aferraba a Dios con una confianza inquebrantable, se manifestó en él el espíritu del poder profético. Al mismo tiempo que recibía instrucciones de los hombres acerca de los deberes que debía cumplir en la corte, Dios le enseñaba a leer los misterios de lo por venir, y a registrar para las generaciones futuras, mediante figuras y símbolos, acontecimientos que abarcaban la historia de este mundo hasta el fin del tiempo.” P.R. 355, “…mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños." Se cumplió para ellos la promesa: "Yo honraré a los que me honran." (1 Sam. 2: 30.) (Profetas y Reyes 356)

3. Proficiencia: “diez veces mejor”.
“Su aguda comprensión, su vasto conocimiento y su lenguaje selecto y preciso atestiguaban la fuerza indemne y el vigor de sus facultades mentales. "Y en todo negocio de sabiduría e inteligencia que el rey les demandó, hallólos diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino;" "y así estuvieron delante del rey." En la corte de Babilonia estaban reunidos representantes de todas las tierras, hombres de los más encumbrados talentos, de los más ricamente favorecidos con dones naturales, y quienes poseían la cultura más amplia que el mundo pudiera otorgar; y sin embargo, los jóvenes hebreos no tenían pares entre todos ellos.” P.R. 356